martes, 19 de agosto de 2014

PEQUEÑO EJERCICIO

Piensa en la tormenta que ronda por el cielo
como un perro que busca un lugar donde dormir;
escúchalo gruñendo.

Piensa cómo deben verse ahora los cordajes del manglar
tendido allí afuera e impertérrito al relámpago
en oscuras familias de fibras ásperas,

allí donde una garza levanta su cabeza,
agita sus alas, hace un incierto comentario
cuando a su alrededor el agua brilla.

Piensa en el bulevar y en las pequeñas palmeras,
todas plantadas en fila, que de repente se revelan
como puñados de mustios esqueletos de peces.

Está lloviendo allí. El bulevar
y sus rotas aceras con hierbas en cada grieta
sienten el alivio de estar mojados, y el mar de refrescarse.

Ahora la tormenta vuelve a alejarse en una serie
de minúsculas, mal iluminadas escenas de batallas,
cada cual en “Otra parte del campo”.

Piensa en alguien durmiendo en el fondo de un bote de remos
atado a las raíces del mangle o al pilar de un puente;
piensa en él indemne y apenas perturbado.


Elizabeth Bishop

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