viernes, 30 de enero de 2015


He visto un árbol más alto que todos los demás,
colgaban de él frutos inalcanzables;
he visto una gran iglesia: sus puertas estaban abiertas
y todos salían de ella pálidos y fuertes
y dispuestos a morir;
he visto a una mujer sonriente y pintada:
jugaba a los dados de su dicha,
perdiéndola.
Había en torno a estas cosas
un círculo que nadie cruza.


- Edith Södergran

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