lunes, 30 de marzo de 2015

Anne Sexton: Tres ventanas verdes





Medio despierta en mi siesta de domingo
veo tres ventanas verdes
con tres luces distintas –
una al oeste, una al sur, una al este.
He olvidado que hay viejos amigos muriendo.
He olvidado que llego a la mediana edad.
¡En cada ventana tales susurros!
Los árboles persisten, agitados y sensuales,
tan gruesos como santos.
Veo tres gárgolas mojadas y cubiertas de pájaros.
Sus pieles brillan al sol como cuero.

Estoy en mi cama tan ligera como una esponja.
Pronto será verano.
Ella es mi madre.
Me contará una historia y me mantendrá dormida
sobre su piel afrutada y rolliza.
Veo hojas –
hojas limpias e inocentes,
hojas que nunca conocieron un sótano,
nacidas de su propia sangre verde
como las manos de las sirenas.

En mi paseo no pienso en el vagón oxidado.
No presto atención a las ardillas rojas
que saltan como máquinas al lado de la casa.
No recuerdo los auténticos troncos de los árboles
que están por debajo de las ventanas
orondos como alcachofas.
Me giro como un gigante,
mirando en secreto, conociendo en secreto,
nombrando en secreto cada mar elegante.

He ubicado mal el cinturón de Van Allen,
el alcantarillado y el desagüe,
la renovación urbana y los centros suburbanos.
He olvidado los nombres de los críticos literarios.
Yo sé lo que sé.
Soy la niña que fui,
viviendo la vida que fue mía.
Soy joven y estoy medio dormida.
Es un tiempo de agua, un tiempo de árboles.

     Anne Sexton, Three green windows

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