martes, 24 de noviembre de 2015


Mi juventud fue una tormenta oscura,
cruzada aquí y allá por soles brillantes
tal desastre dejaron los vientos y la lluvia
que pocos frutos quedan al salvo en mis jardines.

He alcanzado el agraz del pensamiento
y hacen falta palas y rastrillos
para alzar las tierra anegadas
donde se abrieron huecos como tumbas.

¿Quien sabe si los brotes que imagino
 encontrarán un suelo fértil
 y arenas que den místico sustento
 a su brío? - ¡Oh dolor, dolor
 cuando el tiempo devora la existencia

y el oscuro enemigo
 con la sangre que hurta a nuestros corazones
 se fortifica día a día!

- Charles Baudelaire,  El Enemigo, Las flores del Mal

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