jueves, 31 de diciembre de 2015

Descargada. No de un peso, no, de fuerza, de poder. Sin poder. No
puedo. Desposeída de fuerza, no puedo poder. Deshabitada: sin
hábito del dentro.

Necesidad de templo. Des-templada. Fiebre de ausencia en los
dedos que crujen, rígidos. Ausencia en los huesos. Me florecen
angustias en los dedos.

Entono un canto. Ocho notas. Entro en el tono de la angustia.
Caverna, resonancia devuelta a su nota. Asolada reflexión de la
materia en su germen. Sin cauce. No llega. No hay llegar. El mí
quiere salirse. No, yo quiero salir del mí. Pero el cansancio. Me
re-pliego. Repliegue en el mí. El menor esfuerzo: el pliegue ya
trazado.

Sin embargo la fuerza, la fuerza del dentro. La que se agita y
mengua, concentrada en sí misma, caverna del sí mismo que se
ahoga en su esfuerzo por ser algo más que una y misma.

Despoblada. Enferma de des-población. Deshabitada del pueblo
que fuimos, al unísono, sonido unificado, fuerza de los muchos.
Desasida, desasistida de pueblo. Despoblada.

- Chantal Maillard, Husos

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