domingo, 27 de diciembre de 2015

Olga Novo: Enigma

La libélula que duerme en mi páncreas
sabe tu nombre y no lo dice.

La huella digital que forma un laberinto en mis dedos
conoce tu misterio y no lo desvela.

Algo en mí deshace metáforas para aprovechar la lana y
        hacer
un nuevo tejido en mí.

Porque yo bebo a diario en un enigma que da sed.
Yo bebo a diario en un enigma

...Pero
En la hora en que yo sola entiendo y me encadeno a la
        subsombra
en la hora en que tu sueño se entrega a circuitos de piel y
        yo sucumbo
con todas mis sangres arrebatadas
a una verdad implacable hecha de nada       En la hora
en que la razón entra en razón por medios intuitivos
y la ciencia tiembla transida de pasión y moléculas mortales
Ahí
justo en ese momento
en el que no estás está todo mi ser completo
arañando el espacio que ocuparía tu cuerpo
y el hueco de la caricia que se desplaza por el espacio.

Me alumbra la oscuridad y sin pensarlo
despliego las funciones del tacto y soy capaz de besar la
        distancia
hasta traerte a mis brazos
como un árbol grandioso que dispone nidos para los
        pájaros.
Se me estremecen las raíces que no sabía que tenía
y la mente del mundo crepita ante la belleza
de algo imprevisto
que somos nosotros
que somos
como la luz y la combustión que juntas forman la llama.

La libélula que duerme en mi páncreas
sabe tu nombre
la huella digital que forma un laberinto en mis dedos
conoce tu misterio
y yo espero
al borde de mí misma
tus pasos sobre el asfalto de mi corazón que no se para
        nunca
a pensar si late o ladra si es un prisma de cristal o un
        animal del monte...
La libélula sabe
tu nombre y no lo dice
la huella digital que forma un laberinto
conoce tu misterio y no lo desvela...

Somos
como el frío que tiembla haciéndose en las esferas
a punto de ser nevado
la inminencia brutal de una cereza a punto de brotar en flor
dos elementos químicos a punto de formar un cristal
o una máquina de coser y un paraguas a punto de
        encontrarse
en una mesa de operaciones
la vida
que no vivimos para vivir preguntándonos quién somos
sino para entregar a otros el soplo ferozmente hermoso
        que hace de nosotros
una red de estrellas y de músculos que sienten,
una criatura que alcanza el conocimiento cuando ama...

Y sobrevive solamente

porque bebe a diario en un enigma que da sed.

       Olga Novo, Enigma, Los líquidos íntimos

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